viernes, 9 de diciembre de 2011

Mónica Caropresi

MÓNICA CAROPRESI
(Arroyo Aguiar-Santa Fe)


ENTRE NOSOTROS

I

El eco de tu sombra se acuesta
en el camino de ida
acunada por mis labios
para descansar
de los severos verbos de tu Idea
que pertinazmente censuran
el alivio
del silencio.


II

La sonrisa de mis ojos,
esta sonrisa mía
que te busca,
algunas tardes
sólo algunas tardes viste la ceniza
del cansancio…
…Busca tu sombra dormida
en el perfil de tus palabras,
en ese exilio tuyo,
imperioso viaje sin sosiego
en el camino de ida.


III

Nos rodea el tiempo.
Es un relato antiguo en sus jirones.
Ese tiempo
con nosotros llevándolo y
trayéndolo
en tareas de hojas sueltas.
Sueltas.
Cada día.
Cada hoja puesta con ternura
en nuestra humanidad en versos.
En ese jugo de las horas.


IV

Si vibrante y alado viajara en el aire tu otro perfil
-tu perfil de niño-
o si nadara acuoso más allá
del nudo de su obstinada sapiencia
comprenderías
que tu miedo al tiempo y
sus estragos
te abraza a él
sirviendo en su copa gris
toda la luz
toda la luz amable
de tu sangre.


V

Somos así.
Diferentes.
Totales cada uno.
Paseanderos de sueños.
Como el agua.
Como las raíces de una planta vieja.
Somos tan distintos.
Sin embargo…


30 GOTITAS TRES VECES POR DÍA
Texto escrito para el micro radial “30 gotitas tres veces por día” que transmite RadioCultura FM 94.3

Don Luis de Góngora escribió según dicen: “…La tierra no nos fue heredada por nuestros padres, nos fue prestada por nuestros hijos…”
Casi no tiene rostro señor, lamento no mirarlo a los ojos… su fraguada lejanía confunde su nombre con los despojos de los siglos, toma la protección de todos los absurdos y hay en usted un cuerpo de marismas, sin embargo logro sitiarlo en este momento del eclipse. A usted le hablo.
¿Pondrá su marca y su envase en el cielo de la tarde? ¿Venderá las fragancias y los rincones de la noche al más espléndido oferente para que las deshonre con sombras quebradizas en festines detestables?
¿El frescor y la bruma de la sombra de los árboles perderemos? Las hojas de estos muertos se alzan en sus tallos, están congregándose en el fino silencio del desierto que ha crecido llorando sus raíces. Planean caer sobre usted, desde el pasado, cuando algún privilegio lo distraiga.
¿Y el agua que nace desde el fondo de la vida? ¿Y las sonrisas que en ella moran sembrando el aire con sus mapas antiguos? Sepa que no se gastan las sonrisas nacidas del fondo de la tierra. Aunque usted alambre las vertientes… no se confíe. Tanta astucia, toda la avaricia para ustedes pocos y muchos tomando orines para sobrevivir a la sed, pagando con sus pies descalzos, con todas las pestes destinadas a los pobres, señor, sus disfrutes, sus derroches.
Hablemos de los ruegos de los hombres mansos a los ustedes poderosos ¿Se encumbran en la senda del silencio? ¿Descienden a todos los infiernos?
¿Y los grandes esfuerzos para escribir las desdichadas leyes secas que usted logra vencer?
¿Que más van a llevarse? ¡Responda!
¿Patentará usted el viento para que bese o azote según usted necesite tierra buena o tierra yerma? ¿Sopará sus manjares en las tenues aguas de los helechos milenarios, en las medicinas de los druidas, en la sangre de los duendes?
¿Estará pensando en ensobrar la luz del sol para ofrecerla como regalo navideño?
¿Y las manitas de los niños? ¿Y sus voces de caireles? ¿Y sus tenues monigotes que mueren con ellos ya sin fuerzas ni lápiz ni papel?
Señor no puede disfrutar todo lo que tiene… el mundo que usted abusa es nuestra fragua y nuestro lecho…comen nuestros hijos sus semillas… Vea señor, no puede usted comerse todo…ni beberse toda el agua…Mi tierra, con violencia la desea y me la quita para hacerla verde de ganancias y venenos…de plásticos que en el dulce mar engañan los delfines mintiéndose medusas… todas sus luces se llevan nuestras vidas en corridas y apagones para tenernos ocupados sin poder pensar, señor, que es usted capaz de beberse nuestra sangre y desguazar hasta el hartazgo nuestros bosques, nuestros suelos, nuestros sueños, estas personas que somos, como usted.
Pero no se confíe, señor, no se confíe.


DETALLES PARA MI HIJO -CONTRA LA MODERNIDAD-

Un búho blanco aletea dentro del ocaso
alumbrando una música de instantes...

...cuando una madre se eleva hasta su hijo,
sostiene con la fuerza de las primeras entidades
el secreto pacto con su sangre,
y la encuentra
donde materia, espacio y tiempo
se quiebran en hilos de aire y de tierra libre,
de aguas en travesía ,en huellas del fuego indiscutido.

En fiestas donde danza un diálogo menudo
las palabras descifran el cielo de la noche,
cuando una madre se eleva hasta su hijo.

Ella habla
sólo para que él teja sus sentidos con la ciencia de los magos,
con las hebras de la araña:

-Con mi cuerpo
aprendí a conocer-dice la madre-
las distancias del silencio y los infiernos de mi alma,
estos vientos me golpearon,
fui una serpiente en la marisma,
el ave muerta soy que desguazan las hormigas,
y este vampiro de la savia de los sueños,
el dolor que arqueó mis huesos contra un falso paraíso
dejó estas marcas.

Estas, que dirán por mí al momento de partir.

Deambulo mis errores, hijo, para que ardan en la lumbre
las culpas de la herencia y mis faltas de alegría-

Ella habla sin intenciones de dominio,
sólo para que él unja sus sentidos en el útero inicial:

- Hay extrañas vidas en los sueños
y pasos ocultos en las cenizas de la noche,
hay acertijos en el alba
y aguas nuevas en los aromas del jazmín.
- No se ven, hijo, no se ven, tendrás que hallarlos
para que despabiles tu niño en las mañanas.

-Necesito que tus ojos digan:

- Madre, estoy cultivando mis jolgorios en el viento.
No iré tras lo seguro y te diré:
-Derróchalos a todos,
a todos, uno por instante, te diré,
-Y que al dar el sol el anuncio de la tarde,
ninguno quede aún dentro de ti muriendo solo.
-Necesito que digas:
- Madre, estoy caminando en el ruedo de mis penas
para que apaguen su dolor al avanzar conmigo

Y oirás de mí:

- Escarba los recuerdos, las hojas y la niebla
para idear la fórmula contra la eterna ponzoña de los miedos,
para trazar el plano del refugio.
El agua entonces regará la tierra de tus labios y
una magia cotidiana tomará tus pies, tus palabras
y tu instinto
dibujando con rumores de seres invisibles
una esfera prodigiosa.

Necesito que preguntes hijo:
- Madre ¿Dónde estás?
Y oirás de mí:

-Estoy en el brillo de tus ojos, en tu cuerpo humano,
en las esquinas de tu angustia,
estoy en tu aliento donde guardo confiada los giros de la noche
esperando que sude tu espíritu,
que cada invierno dialogues con tu sombra
leyendo tus sentidos al trasluz del horizonte,
olfateando los colores de sus llamas,
respirando el aire uno de la fantasía.

Y el oráculo saciará su sed con nuestras vidas.
Y habrá de cumplirse
el viaje de la sangre
hacia el centro de su historia,
de la sangre
en presente simple
que aprenderé a leer,
siendo ya vieja,
en los cielos espléndidos del campo.


1
Del libro inédito Verbos

“Dos agujas coordinadas encontraron
el mandamiento que nunca nadie reprodujo”.
Mónica Caropresi y Nicolás Rojo

Disponer, pensaron en azul y en tiempo. Dispusieron la noche sobre la mesa de piedra, cercana al discurso del reloj y una lengua suave la seccionó en rodajas como a un pan.
De cada uno de sus trozos resbalaron migas insuficientes, y un humo translúcido se unió al agua que quedó de ellos cuando el segundero, finalmente, dejó de traducir ese instante para el mundo.

2

“Que si faltaran almas seguro que Dios proveerá. Suerte que estoy acá y no me arrepiento. Suerte que un alma habrá en cualquier lugar,en cualquier momento”.
Ariel Leira

Las miradas que surgen de las fuentes andan por ahí, leves de substancias y sorprenden a las palabras de sus almas antes de nacer. El intenso calor que desprende un alma intentando atrapar su imagen en el aire se eleva formando el único espejismo perdurable: su propio cuerpo. Algunas veces son dos almas las que buscan sus miradas tintineando en las fuentes. Dos cuerpos surgen, por lo tanto, uno a uno, se miran en un tris y desaparecen en una grieta del mundo. Entonces, el milagro de resucitar entre los muertos se cumple voraz e inmaculado. Para disgusto, sí, de aquellos mortales en ayunas de estrellas, que ocupados como están en detalles destinados al olvido, desdeñan aprehender la raíz de la caricia en el instante posible: entre parpadeo y parpadeo.

3

“ Caer, seguir cayendo hasta el nudo
del vuelo. Mi cuerpo en el vacío”.
Lucía Carmona

Caer como una blusa en un aire color esmeralda. Lo quiebra. Cae desde arriba hacia abajo del sol en un movimiento ondulante y amable. No se ven cierres ni broches ni botones. Nada. Sólo la blusa que calzaba a la perfección sobre esos hombros de carne transparente. La sigo con mis ojos esperando que llegue a alguna parte, pero desde que abandonó la piel no termina de caer.


4

“Enseñaba con la provocación del que se seca la cara con la camiseta del adversario; ponía por sobre la sabiduría otra sabiduría, programaba su disidencia”.
Paula Sedran

Azul de transparente gris, un gris que escapa del jolgorio maniqueo, envuelve entre láminas de aguas las hojas de las tipas que enseñan a amar desde sus dudosas grietas. Como truenos expectantes y tranquilos, se dibujan las ineludibles ceremonias de tu rostro, además, debo decirte que aunque la lluvia no cesa y no alcanzamos a pagar la cuenta del teléfono, como en un gajo de eternidad me sostengo en el perfume, en el oscuro brillo de tus ojos.


5

Creía en la esperanza más que en las promesas, y la esperanza es algo que va para largo. La esperanza debe sostenerse para subsistir una vez que las promesas han dejado de funcionar, y es por eso que se necesita el cuerpo.
John Berger

-Ya nada existe más allá del cuerpo hambriento- dicen los ojos y el cuerpo del niño que resiste en las ruinas de un bombardeo, o de una villa de esas de miserias, lugares que flotan como fantasmas, hijos de los presagios del libro negro.
Todo se pierde en un niño solo entre las ruinas. Busca el niño el alimento de su vida: escarba; reclama los sueños de su madre en el cuerpo de su madre. Y sólo piedras sobre la carne cansada o informe. Desamor en catapultas y luciérnagas. Y misiles. Y hambre.
Sin embargo, en sitios donde suceden raras conjunciones existen asuntos celestes: nubes que maduraron bajo el viento de los siglos y gotas rarísimas de agua que mana de las piedras, gotas diseñadas para atrapar esperanza en las nubes, una que se suma a la otra, harían germinar pólenes y ovarios, limpiarían las miserias del niño que reclama los sueños de su madre como ese regalo que nunca debería dejar de recibir. Gota a gota, fracción a fracción de vida.
Sin embargo, ¿hacia dónde se evaporan las extrañas gotas, fracciones de nubes, dónde duermen los hombres de corazón tan infrecuente?
¿Podrían los hombres de corazón amable, esos que aman las nubes de maduros tiempos señalar otros caminos a los cuerpos fronteras de los sueños?


CARTA NOVENA- DE LA MUERTE-
De Cartas que no Temen- Editado-

8 de diciembre

“¡Qué calma tan robusta y tan sencilla!”
Nicolás Guillén


Otro día me encontrarán serena y tomaremos caña en vasos
retacones
y convexos
y hablaremos de poesía

Hoy no es posible,
ángeles y aves disputaron mi ser y mi memoria.
Pájaros negros y amarillos recorrieron
hacia atrás los arenales sonoros de mi infancia.
Planeando sobre los designios de mis fuerzas,
ataron mis manos y mis pies alejándolos del mar.
Aves – amo las aves- sin embargo, ellas,
surgiendo de las orillas del vacío,
husmearon el fondo de mi respiración y el pulso cada vez más leve
de mi cuerpo.

Sé que desconozco cuánto duró este día, pero testifico que hoy
no regaron mis ojos
y que estuve al morir bajo el alud de todas las palabras que jamás usé.

Me obligaron a caminar los pasos de la desconfianza
por la tierra final donde el miedo viste la eternidad del paraíso.
Pude ver el llanto en las pupilas de los otros
Cuando el designio era ya inmodificable
-ya hablaremos de esto en próxima carta-
y expusieron mis sueños al veredicto de las sombras.

Pero en un descuido,
mis pies rozaron los aleteos de las almas mansas,
sus pequeñas paces y alegrías.
Curvando los aullidos de la luz
corrí hacia el conocimiento resguardado
por ángeles absurdos y sagaces,
voladores impares de un cielo estéril

y pude ver desde mis sábanas –apenas tibias- este cielo posible y cercano.

En la siguiente imagen de mi historia comprendí
el valor de lo que vale.
Ellos conocieron mi conocimiento
y de súbito, como arrastrados por el carro de fuego del Profeta,
los ángeles desplegaron sus encajes
y las aves picotearon los hilos de la muerte.

Fue así que el tiempo resbaló por un alero,
el aire se hizo otro,
perdió su vibración esperando la sentencia de los seres alados
que por mis hijos juré jamás describir.
Me encontraron –ellos- transformada en fuente
donde ángeles y aves compartían y abrevaban

Fue por eso que hoy, creo creer,
luego de disputarme,

me negaron la entrada.

2 comentarios:

  1. "DETALLES PARA MI HIJO"...MARAVILLOSA traducción del incesante PENSAR y secreto SENTIR de una MADRE...me encantó!
    Feliz de encontrar las GOTITAS!! de tanto en tanto las escucho en la Radio, un majar para los oidos!!!
    Felicitaciones!!!!
    Laura.

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  2. Mi escritora preferida la que moviliza mi creatividad con cada escrito. Apasionada con sus amores SUS HIJOS. Apasionada al amor de sus amigos. DE TUS ESCRITO.... TANTO Y TAN POCO QUE DECIR.

    EL FLACO

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